Declaración de Principios y
Bases de Acción Política
PRIMERO
AFIRMAMOS: Que la Nación Argentina es
una realidad histórica y social superior a los individuos, los grupos y los
sectores que la integran. Superior inclusive a quienes la constituyen en un
determinado momento de la historia, puesto que es la herencia recibida de
nuestro mayores que debemos trasmitir a las futuras generaciones,
fortalecida y enriquecida en su tradición, en su espíritu y en su voluntad
de desempeñar un papel protagónico en el mundo.
Que la realización del destino particular de
cada uno de los argentinos supone la realización del destino trascendente de
la Nación.
Que nadie tiene verdaderos derechos en una
Nación que no los tiene, ni nadie puede alcanzar la dignidad y la libertad
en el seno de una comunidad nacional sometida.
Que el interés nacional debe ser el criterio
rector y motor de la vida política. Junto a este principio, y subordinado
sólo a él, el de la dignificación de todos y cada uno de los argentinos.
Que la Nación Argentina sólo se realizará en
plenitud mediante el cumplimiento de su vocación iberoamericana.
Que el órgano fundamental por intermedio del
cual la Nación procura conscientemente el logro de sus objetivos y la
realización de su destino histórico es el Estado, que debe armonizar los
intereses y reunir los esfuerzos para consolidar la soberanía nacional y
establecer la justicia.
Que ese mismo Estado ha sido -entre nosotros-
menoscabado y vaciado de sus misiones nacionales y políticas, convertido en
objeto de usufructo de sucesivas camarillas,
sometido a los poderes financieros
transnacionales y subordinado a la voluntad hegemónica de otras naciones y
de poderes su para nacionales. Nuestro primer objetivo es el de reconstruir
y nacionalizar el Estado.
Que esta reconstrucción y nacionalización debe
consistir tanto en la recuperación para los argentinos de la plenitud de su
decisión política, como en su descentralización conforme a las exigencias
del federalismo funcional, del regionalismo integrador y de la prudente
aplicación del principio de subsidariedad, sin delegar, en ningún caso, su
misión de promover y garantizar el Bien Común.
Que dada, la importancia de las misiones
concernientes al Estado será exigencia insoslayable la ejemplaridad de la
conducta de quienes desempeñan cargos y funciones en el mismo.
Honorabilidad, austeridad, idoneidad y un acendrado espíritu de servicio
serán requisitos para ocuparlos.
Que todo ello exige una dirigencia política
que no tenga compromisos más que con la misión histórica que se ha fijado
que sea heredada de los grandes movimientos nacionales y populares del
pasado y que encarne, al mismo tiempo, a todos los valores creadores que
permanecen ocultos o dispersos en esta hora de postración colectiva.
Que la actual circunstancia determina la
necesidad de encarar la formación de un nuevo partido político. Pero no en
el sentido de parte o de facción, sino de conjunto amplio de ciudadanos que
aspiran a comprender y expresar a todas las fuerzas vivas de la Nación en su
realidad y diversidad.
Que la vigencia plena de la Constitución
Nacional es el marco normativo para preservar a la comunidad nacional del-
caos, de la arbitrariedad y de la inseguridad jurídica. Hacemos nuestra su
definición representativa, republicana y federal. Y sin que se obste a ello
la reciente reforma sancionada, postulamos la necesidad de adaptarla a las
exigencias actuales y verdaderas de los argentinos, a través de los
mecanismos por ella consagrada. De igual forma adherimos expresamente los
términos que existen en nuestra Constitución Provincial .
Que es necesario construir una democracia real
en la que el pueblo participe activamente día a día, a través de una
pluralidad de asociaciones en la definición M destino común; y no una
democracia meramente adjetiva en la que la participación del ciudadano tenga
lugar sólo el día del comicio.
Que el derecho de peticionar a las autoridades
que hoy se reconocen a las grandes corporaciones económicas, a ciertos y
determinados diplomáticos extranjeros y, ahora, a las Organizaciones No
Gubernamentales de origen y finalidad mundialista, Debe ser reconocido antes
que nadie a quienes, reunidos en organizaciones libres, en asociaciones
intermedias y comunitarias, luchan mancomunadamente por sus derechos.
Que la capacidad, el esfuerzo y la honradez
deben ser debidamente valorados y reconocidas asegurando las posibilidades
de progreso económico para todos y enfrentando con energía los males que hoy
son el horizonte común de muchos argentinos : la miseria, la desocupación,
la inestabilidad laboral y el temor a la pérdida de posiciones legítima y
laboriosamente conquistadas.
Que reconocemos la primacía de lo político
sobre lo económico.
No hay, no debe haber, políticas económicas
enfrentadas o al margen de las grandes decisiones y objetivos de la política
nacional. La economía no es sino un instrumento al servicio de la política
en su dimensión arquitectónica. No adherimos dogmáticamente a ningún sistema
o receta económica. Pero rechazamos enfáticamente cualquier propuesta que en
este campo no contribuya a la grandeza de la Nación u olvide que el
protagonista de todo proceso económico y el destinatario natural de los
beneficios que genera dicha actividad es el hombre, que debe recibir como
compensación de su esfuerzo y capacidad todo lo necesario para desarrollar
una vida digna y progresar en una sociedad cada día más justa.
Que es deseable la existencia de una sociedad
diversa y múltiple, en la cual el Estado, una vez trazadas las grandes
pautas de su accionar , interfiera en la menor medida posible en la vida de
los grupos y de los individuos. Pero será su deber inexcusable asegurar a
todos los argentinos el acceso a los bienes básicos de la vida, a su
desarrollo personal y espiritual y a su dignificación.
Que no será posible alcanzar la felicidad del
pueblo independientemente de la grandeza de la Nación. No hay aspecto de la
vida cotidiana que no esté directa o indirectamente condicionado por la
situación de la Nación en el mundo. A la grandeza de la Nación se debe
tender por los medios políticos, económicos, diplomáticos o militares que
las circunstancias hagan necesarios.
PROCLAMAMOS: La necesidad de la
unión nacional, no como tópico hueco y falso , sino como concreta exigencia
de la defensa de los intereses comunes y la paz social frente a quienes
intenten quebrantar o condicionar la voluntad de los argentinos, ya sea
desde el exterior, desde posiciones logradas en el aparato político del
Estado, o desde apetencias sectoriales o particulares.
Que, afirmada la unión nacional, todas las
diferencias y matices deben ser respetados con la sola condición de no
exceder los límites que exigen la concordia de la ciudadanía.
Que la dimensión trascendente del hombre debe
ser preservada tanto del acoso de los ideologismos, como del materialismo y
de las pautas culturales extrañas es en la riqueza de nuestra tradición y de
nuestra identidad cultura¡, permanentemente recreadas y valorizadas, en
donde encontramos el rumbo certero para la Nación y para todos los
argentinos.
También, nuestro rechazo a los modelos
culturales uniformadores que intentan imponer a escala universal los
poderes mundiales vigentes.
Expresamente, a toda propuesta que propenda o
incite al hedonismo y al consumismo, al individualismo y a la pérdida del
espíritu solidario, a la masificación y a la degradación personal o social.
Que aspiramos a contribuir, desde nuestra
propia identidad argentina, a la construcción de un mundo donde las diversas
tradiciones y culturas puedan desarrollar su propia originalidad y
expresarse con plenitud en el respeto mutuo.
Con la fe puesta en Dios, fuente de toda razón
y justicia, y el compromiso con los intereses permanentes de la Patria y del
Pueblo argentino, establecemos los principios enunciados como marco
irrenunciable de la acción política a desarrollar.
SEGUNDO:
BASES DE ACCIÓN POLÍTICA.
EL TERRITORIO:
Todos los espacios terrestres, marítimos y
aéreos que conforma el territorio de la Nación Argentina y que son parte
material de su heredad histórica deben ser definidos, de acuerdo con su
configuración actual, por la Constitución Nacional.
Están incluidos naturalmente en dicho
territorio los archipiélagos de las Islas Malvinas, Geórgicas, Sandwich y
demás del Atlántico Sur, cuya pronta y definitiva recuperación es un
objetivo principal e irrenunciable de la política nacional, en igual medida
que la preservación de la Antártida Argentina.
La Nación deberá asegurar el control efectivo
de todos los espacios terrestres, marítimos, fluviales y aéreos en resguardo
de nuestra soberanía, de la población establecida y de la vigencia de
nuestro ordenamiento jurídico.
Porque hace al interés común deberá
asegurarse, también, la integración de todo el territorio nacional mediante
la promoción sostenida de aquellas provincias y regiones mas rezagadas a fin
de compensar el crecimiento desmesurado de algunas zonas del país en
detrimento de otras.
Deberá garantizarse la calidad del medio
ambiente, que pudiera verse afectada por la acción de terceros países, de
particulares o del mismo Estado, en resguardo de nuestro presente y el de
las futuras generaciones.
El Partido desconoce y desconocerá todo hecho,
gestión o pacto que se haya efectuado o se llegara a efectuar en nombre de
la Nación Argentina y que implique el menoscabo de su soberanía en el
Atlántico Sur o en cualquier otro punto de su geografía.
LA POBLACIÓN:
Aspiramos a un crecimiento sostenido y
armónico de la población argentina. Será para ello necesario promover y
proteger la estructura familiar y su unidad a través de la legislación; de
políticas sociales de empleo, formación y capacitación ; de vivienda, salud
y asistencia social; y del establecimiento de la justicia en la distribución
del ingreso.
El crecimiento de la población deberá
acompañarse con políticas que promuevan y orienten la redistribución
geográfica, asegurando, al mismo tiempo, el crecimiento y desarrollo de las
regiones más postergadas, a fin de alcanzar la igualdad de oportunidades
para todos los argentinos en cualquier punto del territorio nacional.
Deberá privilegiarse la efectiva ocupación
poblacional de las áreas de fronteras
Se rechazará toda política de control de la
natalidad que pretenda promover el neocolonialismo Se protegerá la vida
desde la concepción hasta la muerte natural y se combatirá toda práctica que
conspire o atente contra ella.
Se promoverá la inmigración orientada al
incremento de la población, a su distribución de acuerdo a los intereses
nacionales y al fomento de la integración iberoamericana.
Los argentinos en el exterior deben ser objeto
de especial atención por parte del Estado. deberá promoverse el
mantenimiento de su sentido nacional y de su participación en la vida
argentina ; así como asegurar su reinserción en la sociedad cuando se
produzca el regreso a la Patria.
LA SOCIEDAD:
Será tarea del Partido su contribución a la
reconstrucción del tejido social desde sus propias bases para asegurar la
plena participación de los hombres y mujeres, de las familias y de todas las
asociaciones intermedias en la vida comunitaria y política.
Deberá garantizarse a todos los argentinos el
acceso al trabajo justamente remunerado como forma de alcanzar su
realización individual y familiar y como modo de canalizar su contribución
al desarrollo y crecimiento de la Nación.
La miseria y la marginalidad social, el
abandono de ancianos y menores, serán combatidos, en el largo plazo,
mediante la erradicación de sus causas económicas y la promoción de
sentimientos y conductas solidarias y en lo inmediato, a través de políticas
sociales activas y vigorosas fundadas en el amor y el respeto a cada
habitante de nuestra Patria. Es nuestro objetivo que cada uno de ellos
disfrute de los bienes materiales y espirituales y disponga de todas las
posibilidades de promoción social sin privilegios ni injusticias.
La salud es un derecho de todos los
argentinos. Para garantizarla deberá implementarse un sistema que permita la
utilización de todos los recursos humanos y de la capacidad instalada
disponible, sea ésta pública nacional, provincial o municipal, comunitaria –
obras sociales-, o privadas. Tendrán prioridad todos los planes orientados a
la prevención, atención y recuperación de los sectores de menores recursos y
aquellos que atiendan a la problemática materno-infantil, a la niñez en
general, a erradicar o disminuir sensiblemente la mortalidad infantil,
también, las endémicas y las deficiencias sanitarias propias de cada zona
del país. Se procurará la más amplia colaboración con los países vecinos
para la atención de los problemas comunes.
Se deberá mejorar intensamente y en forma
continuada las condiciones habitacionales de la población, ordenando el uso
del suelo, planificando el desarrollo urbano, proveyendo una infraestructura
adecuada, un equipamiento social y de servicios completo y un ambiente
caracterizado por su calidad. Respetando los requisitos enunciados se
llevará a cabo una serie de planes de construcción de viviendas que, con el
criterio realista, considere la condición económica y social de los
destinatarios y su real capacidad de pago.
Se estructurará progresivamente, un sistema
integral de seguridad social que proporcione a las personas y a los grupos
la asistencia necesaria y suficiente para atender debidamente las
obligaciones vinculadas con la educación, salud, desempleo, accidentes de
trabajo, enfermedad- des profesionales, vejez, invalidez, muerte, etc.
La niñez y la juventud serán protegidos
material, moral y espiritualmente con toda la responsabilidad y autoridad
del Estado. No obstante el carácter supletorio que tiene la actividad del
Estado en este campo con relación a la familia, será su obligación
garantizar todo aquello que concurra a la adecuada formación de los menores
y a su adecuada inserción en la sociedad.
Los ancianos deberán contar no solo con un
sistema de jubilaciones y pensiones justo y equitativo como compensación de
los esfuerzos realizados, sino también con la atención por parte del Estado
para cubrir todas sus necesidades. Pero más importante aún que todo esto, la
sociedad en su conjunto deberá definir y jerarquizar el papel que los
hombres y mujeres de la tercera edad deberán desempeñar en la construcción
del destino común.
EL ESTADO:
Nos proponemos la recuperación del Estado
Nacional como expresión de la voluntad política de la Nación, vértice de la
organización institucional y órgano de expresión de las regiones
geográficas, los grupos y sectores sociales y las diversidades culturales
que la conforman.
Será el instrumento para impulsar a la Nación
hacia el cumplimiento de su destino, respetando y promoviendo, al mismo
tiempo, la iniciativa de las fuerzas sociales.
Deberán afianzarse las instituciones que
inspiran y sustentan al sistema republicano de gobierno y asumir con
eficacia el cumplimiento de sus funciones esenciales e indelegables.
También, consolidar y aplicar el federalismo
que define y caracteriza nuestra estructura histórica de gobierno,
realizando, simultáneamente, una promoción justa y equilibrada de todas sus
regiones.
Desburocratizar el Estado será una tarea
prioritaria. Reestructurarlo de modo que tenga cabida en su seno la
representación real de los organismos naturales que existen en la sociedad
será una de las políticas fundamentales a llevar a cabo.
Las provincias deberán recuperar el papel
protagónico que les ha correspondido en los mejores momentos de la historia
nacional. Ello supone no sólo el reconocimiento de sus respectivas
autonomías sino, también, el restablecimiento de sus sistemas productivos
para el desarrollo agropecuario e industrial.
Se establecerá un régimen municipal que
asegure la participación de los vecinos en la totalidad de los temas
concurrentes al logro del Bien Común. Esto incluye la participación activa
de las asociaciones intermedias a través de una estructura que será motivo
de consulta con los correspondientes sectores.
LA POLÍTICA EXTERIOR:
Mantendremos con voluntad irrenunciable
la soberanía nacional, usando nuestro inalienable derecho a disponer con
toda independencia de nuestro territorio, incluidos los espacios aéreos,
marítimos, ríos interiores y sus cuencas. Se inscribe en este mismo
principio la defensa de nuestra cultura, estilo de vida, idioma, valores
espirituales, éticos y morales que constituyen la esencia misma de nuestra
nacionalidad.
Reivindicamos el interés nacional como
principio rector de la política exterior y el respeto a los principios de no
intervención en los asuntos internos de otros Estados y de autodeterminación
de los pueblos.
Nos proponemos a acrecentar los vínculos con
los países iberoamericanos, concretando con acciones sustantivas la
presencia de nuestro país en el área regional.
Ratificamos la inquebrantable voluntad
histórica del pueblo argentino respecto a la recuperación de nuestra
soberanía sobre las Islas Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur.
Nos opondremos con firmeza a toda forma de
menoscabo para para nuestra capacidad de decisión nacional que surja de
hechos y acciones de otros Estados Nacionales, de organizaciones
mundialistas o de estructuras supranacionales.
LA DEFENSA NACIONAL:
Estableceremos políticas de defensas que
contribuyan a desarrollar el potencial integral del país, coadyuven a
salvaguardar y fortalecer la soberanía nacional, aseguren la recuperación y
mantenimiento de la integridad territorial, apoyen la política exterior y el
resguardo del orden interno.
Para ello deberán determinarse las situaciones
potencialmente conflictivas de donde surgirá la hipótesis de conflicto, de
guerra y de convergencia.
Se deberá revisar y actualizar la legislación
atinente a defensa nacional, adecuándola a la situación actual.
Se reorganizaran las Fuerzas Armadas de la
Nación de acuerdo a las exigencias del planeamiento de la defensa nacional.
Deberá elevarse la capacidad
técnico-profesional de los cuadro militares en todos sus niveles. Pero ello
ratificando plenamente la responsabilidad originaria de la ciudadanía en su
conjunto respecto de la defensa nacional.
Se potenciará la base industrial militar, no
sólo para satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas de la Nación,
sino, además, como factor importante para acrecentar la elaboración y
exportación de productos de alto valor agregado y contribuir al desarrollo
integral del país.
LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y
LA CULTURA:
Sostenemos la necesidad de actualizar y
mejorar el sistema educativo como camino para formar hombres y mujeres
mejores, patriotas probos, solidarios y altamente capacitados; para
incentivar toda inquietud tendiente a la superación individual para asegurar
la igualdad de oportunidades y la preparación adecuada, rigurosa y exigente
de trabajadores y empleados calificados, técnicos, para profesionales
demandados por las actividades productivas de un país lanzado al crecimiento
y al desarrollo.
Reafirmamos el derecho natural de los padres a
la educación de los hijos, como derivado inmediato de la misma naturaleza de
la familia. También, no sólo el derecho sino la obligación que tienen de
intervenir activamente en esa tarea.
El sistema educativo debe estimular la
creatividad individual, el desarrollo de los conocimientos técnicos y
nuevas formas de expresión cultural, en consonancia con los valores
esenciales del ser nacional.
Se deberán adecuar la estructura educativa,
las técnicas y los regímenes de enseñanza, los métodos pedagógicos y las
investigaciones educativas a los requerimientos, prioridades y modalidades
del proceso de desarrollo modernización y cambio social y económico.
Se reducirán los índices de analfabetismo y
semi-analfabetismo asegurando el cumplimiento integral del ciclo obligatorio
y gratuito, se promoverá todos los medios que permitan acrecentar y mejorar
la formación de los docentes, su capacitación y actualización, como así
también los que tiendan a la jerarquización social y económica de la
función.
Se preservarán, consolidarán y acrecentarán
los valores esenciales de la nacionalidad y nuestro patrimonio cultural, en
su esencia, símbolos y manifestaciones.
Se estimulará el desarrollo de los
conocimientos, técnicas y nuevas formas de expresión cultural como forma de
propender a la afirmación de la identidad Nacional.
Se asegurará el acceso a la cultura de todos
los hombres y mujeres que habiten nuestra Patria, sea cual fuere su lugar de
radicación, como forma de contribuir a la integración nacional.
Se difundirán los valores del patrimonio
cultural de la Nación Argentina hacia el exterior y, en particular, hacia
todos los países iberoamericanos.
Se promoverá el desarrollo de la investigación
científico-tecnológica, a cuyo fin el Estado asignará los recursos
necesarios conforme a las políticas nacionales.
Se establecerán sistemas de estímulo con
financiación preferencia para investigaciones privadas, asegurando que los
resultados sean para beneficio de todos en el país y explotados en su
provecho.
Se incrementarán, por parte del Estado, las
tareas de investigación científico- tecnológicas destinadas a crear y
adaptar métodos de producción, industrialización y comercialización de las
diferentes actividades económicas, desarrollando programas de difusión de
los resultados obtenidos, acentuando la comunicación y cooperación de los
organismos del Estado con las Universidades y los grupos privados de nivel
superior que encaren tareas afines.
Se propiciará activamente la investigación
científica-tecnológica en los campos de la energía nuclear y otras formas de
energía no convencional, a fin de incrementar su utilización para satisfacer
los requerimientos de interés Nacional.
LA JUSTICIA:
Es responsabilidad indelegable de Estado el
promover y garantizar un orden público de convivencia basado en la justicia,
entendiendo a ésta como la voluntad constante de dar a cada uno lo que
le corresponde. Así como regular las relaciones entre los particulares y,
también, las que existen entre la sociedad y sus integrantes, es propio de
la justicia exigir de los individuos todo lo que es necesario para el Bien
Común.
Será tarea primordial el establecimiento de la
seguridad jurídica para todos los habitantes, tanto en lo que hace a la
estabilidad de las instituciones y de las leyes - sin la cual nadie puede
programar su propio plan de vida y desarrollar su potencial humano - como en
lo concerniente a la protección de todos los bienes materiales y
espirituales.
La plena vigencia de la justicia y,
consecuentemente, la seguridad jurídica resultante, es el modo de establecer
el estado de certeza acerca de la situación, los derechos y las obligaciones
de cada uno dentro de la sociedad.
La justicia para ser eficaz deberá también ser
rápida, a cuyo efecto se propiciarán las modificaciones necesarias en el
actual procedimiento judicial.
Todos los habitantes tendrán la posibilidad de
un efectivo acceso a los estrados judiciales sin privilegio alguno fundado
en ninguna condición particular.
Deberá instaurarse un riguroso juicio de
responsabilidad político-administrativo para los funcionarios públicos con
el objeto de combatir toda forma de corrupción.
LA ECONOMÍA:
Más que a ninguna otra consideración de
naturaleza ideológica, en este campo del obrar político sujetaremos nuestra
acción a un decidido realismo, en procura de servir al más alto interés de
la Nación y a los hombres concretos que habiten nuestra Patria y la
construyen cotidianamente con su creatividad, esfuerzo y capacidad.
Desde esa perspectiva, no reconocemos validez
alguna a la pretendida oposición dialéctica entre capital y el trabajo, así
como tampoco nos sometemos a las simplificaciones privatistas o estadistas
toda vez que estas categorías, elevadas a la condición de dogmas, son una
pura expresión de ideologías que niegan al hombre en su entrañable
conformación espiritual y material.
También al realismo nos atendremos para
definir en cada caso, las oposiciones que puedan existir entre el Bien Común
y los bienes particulares en orden al logro de la reconstrucción de la
economía nacional.
Será valorada en forma espacialísima la noción
- que estimamos substancial en nuestro proyecto - de esfuerzo del hombre en
los diversos modos de organización del trabajo y en sus muy variadas formas
de retribución.
Atenderemos en forma prioritaria a la
acumulación del capital nacional, orientando su empleo útil y necesario en
el proceso productivo y resguardando, dentro de los limites adecuados, el
poder de decisión que debe serie recocido al empresario en distribución
microeconómica del trabajo.
No reconocemos a la economía en general, ni al
sistema capitalista que prepondera actualmente, ni al mercado en si mismo,
autosuficiencia ética ni una pretendida autonomía técnica derivada de sus
propias leyes y normas.
Por el contrario, sostenemos que no se debe
olvidar que es esencial para la sociedad que el sistema económico que rija
debe producir bienes y servicios útiles y convenientes, que debe
aprovecharse racionalmente los recursos materiales y humanos existentes, que
debe asegurarse a la sociedad un control de gestión y de resultado sobre el
campo de las finanzas, la producción y el trabajo.
Sostenemos también que se debe ejercer ese
mismo contralor sobre los diversos procesos económicos a fin de impedir -
como en la practica ocurre - la incorporación al circuito económico regular
de fondos provenientes de los segmentos clandestinos y espurios del mercado
de capitales. Entre ellos los que se originan en las más diversas y
generalizadas formas de cohecho público y privado, en los beneficios que se
originan en la comercialización de drogas, estupefacientes u otras
actividades socialmente repugnantes.
Sin perjuicio de nuestro rechazo ya enunciado
a la pretendida oposición dialéctica entre el capital y el trabajo, es
necesario aun hacer una distinción; en tanto el capital es un instrumento
necesario en el proceso económico y puede definírselo como trabajo
acumulado, el trabajo en si mismo es la forma que el hombre tiene para
asegurar su vida y la de su familia, para alcanzar su pleno desarrollo
personal y social y, en última instancia, su propia dignidad.
Por ello afirmamos, sin perjuicio de las
responsabilidades indelegables que el Estado tiene a este respecto, la
legitimidad intrínseca de la organización gremial de los trabajadores tanto
en lo que atañe a la defensa de sus intereses en la actividad
específicamente profesional y en la retribución de sus esfuerzos, como para
la colaboración sectorial, ayuda y protección mutua.
Junto a esto y en lo que hace al plano
político y social, aspiramos a que las organizaciones de los trabajadores
propendan a su integración con el resto de los sectores que componen el
cuerpo social y sean copartícipes de las decisiones que los afectan y
comprometen.
Quedan en claro así que, a partir de nuestra
absoluta convicción acerca de la necesidad social y económica de la
organización gremial de las fuerzas de trabajo, nos proponemos reivindicar
la intrínseca calidad de sus manifestaciones positivas y a combatir, con la
prudencia y firmeza que las circunstancias tornen aconsejables, los vicios
que, enquistados en las mismas, han contribuido a desdibujar el papel
protagónico que les corresponde.
Sin pretender agotar el análisis de la
totalidad de las vías de acción que propiciamos, se expondrán algunos de los
criterios fundamentales para alcanzar los objetivos de una economía pensada
a la medida del hombre como protagonista y como agente, y de la Nación
Argentina como ámbito para el que postulamos en pleno desarrollo, la
integración, el engrandecimiento y una creciente recuperación de su libertad
y soberanía.
Entendemos que el aprovechamiento de las
potencialidades económicas- constituidas por el esfuerzo y la salud del
hombre argentino, por las riquezas que la mano de Dios proveyó generosamente
y por las que acumularon las generaciones que nos precedieron- deberá ser
erigido en el criterio selectivo de los cursos de acción a emprender.
Las políticas salariales, en tanto organizan
una parte de la distribución de la renta nacional, junto a los beneficios
que resulten del esfuerzo empresarial, han de posibilitar tanto el
crecimiento M mercado interno en calidad y extensión, como la acumulación de
ahorros que acrecienten la capacidad económica instalada y el bienestar
individual de los ciudadanos.
Consolidado y en expansión el mercado interno,
será necesario llevar a cabo una firme política de promoción de las
exportaciones tradicionales y no tradicionales con el fin de generar los
saldos favorables necesarios para interrumpir el cada día más gravoso
régimen de renovación de la deuda externa.
El fomento de las exportaciones deberá ser
acompañado por una veda prácticamente total de las importaciones suntuarias
y prescindibles y por una decidida reducción de las que no resulten
indispensables para el funcionamiento de nuestra economía y ara el
mantenimiento del mismo flujo del comercio exterior.
Rechazamos expresamente la fórmula establecida
de refinanciar al infinito nuestra deuda externa a cambio de someternos a
las reglas y al poder del mercado globalizado. Del mismo modo manifestamos
nuestro repudio al mito publicitariamente instalado y sostenido, de la
equiparación de los precios internos con los internacionales, toda vez que
estos resulten influidos en forma contundente por diversas formas de
subsidios en las naciones industria ¡izadas y por los salarios de
explotación y hambre en los producidos en otros países.
Con la misma convicción impugnamos la política
que se ha seguido y que consistiera en la capitalización de porciones
virtualmente insignificantes de la deuda externa a cambio de la entrega de
segmentos decisivos del aparato productivo en bienes y servicios - público y
privado, acumulado por los argentinos a través de la historia. Por tal
motivo se han de establecer reglas claras y estrictas acerca de las
condiciones de admisión de los capitales externos - financieros o no,
asignándoseles áreas de inversión allí donde el ahorro interno sea
insuficiente o sea necesario promover una transformación acelerada frente a
determinadas coyunturas.
Afirmamos que la política monetaria
fondomonetarista que se ha seguido desde los albores de] Proceso Militar y
que supone el anclaje de nuestra moneda con relación al dólar
estadounidense, ha sido la causante de las sucesivas hiperinflaciones y que
lo seguirá siendo cada vez que se agoten sus efectos pretendidamente
estabilizantes y probadamente recesivos. Por ello, estando convencidos de la
necesidad de combatir reciamente las causas de la inflación endémica, no lo
haremos mediante la aplicación de malabarismos monetarios sino por la
sujeción a criterios de buena administración presupuestaria, así como por el
cuidado puesto en cualquier factor que pueda llegar a desorbitar los costos
más allá de su natural movilidad.
Nos proponemos asegurar al productor y al
prestador de servicios el acceso a la masa de los recursos crediticios que
requieran las inversiones productivas, clasificadas por su factibilidad,
costo y congruencia con la política-económica general, puesto que estas son
las condiciones que aseguran razonablemente el recupero de los préstamos y
no únicamente la solvencia del prestatario.
Serán éstas las tareas a encarar por los
Bancos Oficiales - que para ese momento subsistan o se creen - en armónica
colaboración con la banca privada. La distribución del crédito, sin
apartarse de las exigencias técnicas, deberá encararse teniendo en cuenta
los intereses generales en juego para facilitar la distribución de los
ahorros tanto respecto de las regiones postergadas del territorio nacional y
de los rubros que se estime de inmediata necesidad, como de aquellos otros
sectores de la economía que sean valorados por su alta capacidad
multiplicadora.
A fin de asegurar la reorganización de la
economía en su conjunto basada en la mejor administración de los recursos
existentes así como en la significación de los bienes y, servicios a
producir, en contra de la proclamada indiferencia de los gravámenes
impositivos, sostenemos la necesidad de llevar adelante una activa política
fiscal que aliente y promueva los emprendimientos útiles y necesarios y, por
el contrario, desaliente a aquellos que no contribuyan al interés y
bienestar general. En síntesis, que al no considerar a la política
tributaria sólo ni principalmente como un modo de recaudar los recursos
necesarios para solventar el funcionamiento del Estado, cada decisión en
este campo estará orientada a promover el bienestar general y hacer efectiva
la justicia distributiva.. |